viernes, febrero 26, 2010

Cosas, cosas... ¡y más cosas!

Estoy cansada, pero creo que tengo avances respecto a mi acoplamiento a este semestre, el penúltimo. Práctica, escuela, célula, hogar... y posiblemente en un mes se sume el servicio social. Este último es el que me preocupa, porque no tengo idea de dónde hacerlo -a mi parecer, las opciones que ofrece la escuela no son muy atractivas-.

Pero estoy agradecida, porque hasta el momento he avanzado en mis tareas, ya tuvimos dos sesiones en la célula, la práctica se muestra prometedora y estimulante, comienzo a valorar el trabajo en el hogar -es decir, parte del quéhacer que hacía mi mamá-; estoy re-aprendiendo a disfrutar los viajes en el metro, puedo pasar un rato en el centro de Coyoacán antes de ir a la práctica... Pese a la atareada agenda, tengo mis espacios para caminar, pensar, escribir un poco y charlar con mis amigos de larga distancia... A pesar de todo esto, ¡Dios me sostiene! Y por pura gracia, en serio.

Ahora con la elección del servicio social, estoy indagando en las opciones, espero encontrar algo bueno, tranquilo y donde me sienta a gusto.

Y hoy el Señor me permitió comer algo sencillo en casa, pero ¡cómo me levantó el ánimo!
Debo ir a agradecerle y charlar con Él de todo esto...

miércoles, febrero 24, 2010

Escuchando la parábola de mi vida

Hoy recordé la escena de la mujer adúltera que es llevada a Jesús por los fariseos y escribas. Pensé en su sentir, en ese miedo que seguramente la invadía. Creo que ella sabía que era culpable, y que podría morir apedreada.

Y recordé que hace un tiempo yo sentí algo similar: la angustia y el miedo de saber que hubo una falta grave, que no era cualquier cosa, y que tendría un posible castigo.

Pero Jesús se muestra tranquilo, se toma un tiempo para escribir en la arena con el dedo. Hace una fuerte declaración, poniendo en evidencia el pecado de los acusadores, ¿quién podría arrojar la primera piedra?

"¿Ninguno te condenó?... Ni yo te condeno; vete, y no peques más".

¡Cambió la vida de la mujer! ¡Qué sorpresa escuchar esas palabras! El mismo Dios habló diciendo que podía ir en paz, que había una oportunidad, que no tenía que seguir haciendo lo mismo porque había un camino diferente.

¿Qué respuesta hay a todo esto? Sólo obedecerle, "vete, y no peques más".

Todavía cargo con el nudo en la garganta, con ese sentir de no saber qué hacer ahora, en este instante, porque me ha recordado lo que hizo en mi vida. Sólo sé que tengo ganas de llorar...

sábado, febrero 20, 2010

Estrella Polar

Ahí estaba yo, en el metro, retomando un libro que dejé reposar por unas semanas, regreso a él con el propósito de aprovecharlo hasta el final. Eso de la creatividad y el arte desde una perspectiva cristiana es un buen tema, recordando que todo nuestro ser, de manera íntegra, es de Cristo. No es sólo mi mano o mi pie, se trata del paquete completo.

Me quedé justo donde habla de la humildad, que deriva en exaltación. Trato de pensar bien en esto, es mi lucha permanente con mi ego lo que me hace reflexionar más sobre el punto. Y más adelante, Michael Card comienza a hablar de las estrellas y las constelaciones.

Y menciona la Estrella Polar -también conocida como estrella del norte-. No recuerdo haber escuchado antes de ella, pero el autor comparte que, a diferencia de todas las constelaciones del sur que son brillantes y notorias, la Polar es pequeña. Sólo con la práctica se identifica en medio de la bóveda celeste.

Esa pequeña estrella ha salvado a marineros y aventureros extraviados, porque siempre está en el mismo lugar, no importa la estación. Es como una brújula que orienta siempre hacia el norte. ¿Quién pensaría que una estrella no tan brillante guiaría a muchos de regreso a casa?

La idea central: Jesús fue una estrella polar.
Según Isaías, nada en su apariencia parecía brillar de manera especial. En su época había muchas más estrellas mesiánicas deslumbrantes que llegaron y se fueron como relámpago. Pero Jesús siempre ha permanecido allí, inamovible y enraizado al mismo lugar del universo.
Me detengo y me recuerdo a mí misma que Él es mi estrella polar; pero algo más viene adelante, comienzo a percibir esa sensación de que "algo" viene.
Él constantemente nos llama a dar la vuelta y contemplar la resplandeciente debilidad de su luz, mientras brilla en este mundo presente, para que encontremos nuestro camino hacia esa luz, y para entonces encontrar nuestro camino a través de la luz de Dios.
¡Y ahí estás de nuevo! Recordándome quién eres, quién soy... Es Tu estilo, como la primera vez -no lo olvido-: sorpresivo, sin avisar. Simplemente das la estocada y yo quedo desarmada. Después de muchos días de preguntas, temor, indignación, cuestionamientos sobre lo que pasa a mi alrededor, me respondes de forma que puedo entender que se trata de Ti.

¿Por qué te estás preocupando? ¿Por qué te afanas en tantas preguntas? Pareciera que me estás confrontando, usando mis propias armas. Mujer, ¿por qué dudas? Y me siento como Pedro, cuando caminaba sobre las aguas, pero en cuanto miró la tormera, tuvo miedo y empezó a hundirse. Pero eres tan paciente y amoroso, que no te detienes a asir mi mano y sostenerme.

No permites que me hunda en mis preguntas, porque sabes que eso puede detenerme, paralizarme. Y me recuerdas que Tú tienes el control, que Tú harás justicia, y que yo no puedo hacer nada, sólo seguirte y obedecerte. Me pides que todas mis cargas las ponga en Tus Manos, porque mis espaldas no las soportarán y puedo terminar aplastada por ellas. Me pides que confíe plenamente en Ti, aunque yo lea, oiga y vea que el mundo se destruye, que las personas se matan, que la desigualdad crece y la injusticia predomina. Y no puedo responderte nada, no puedo reclamarte nada.

Señor, quiero creerte, en serio. Y ruego porque me ayudes a hacerlo, porque por mí misma no puedo; quiero mirarte como quien mira la Estrella Polar, como una guía salvadora, no importando que su brillo no sea deslumbrante y que alrededor existan otros destellos que cieguen la vista; recordando que permanece siempre en el mismo lugar, conociendo que puedo -y necesitaré- volver para continuar en mi caminar contigo.

Eres mi Estrella Polar, sin la cual, me hundiría en la tormenta de este mar de injusticia y dolor.

miércoles, febrero 17, 2010

Las que están acompañando mis dudas

Las siguientes las he repasado varias veces estos últimos días... Tengo muchas dudas sobre mi contexto, sobre lo que pasa en mi país...






lunes, febrero 15, 2010

Sombras

A la orilla de tu sombra,
sin que sepas que la sigo,
que te sigo y busco seguirte;
sin que el mundo sepa
que ya te amo, aún sin conocerte.

Junto a la orilla de tu sombra,
donde me imagino a mí,
no como inferior
ni como accesorio,
sino como colaboradora en la fe.

A la orilla de tu sombra,
ahí donde también estará la mía;
en el camino, donde las veremos juntas,
producto del sol a nuestras espaldas.
Ahí, donde el Eterno nos pondrá.

Junto a la orilla de tu sombra,
es donde ahora me veo, y te veo;
juntos, bajo la sombra de Nuestro Dios.

Coyoacán, febrero 2010.

martes, febrero 09, 2010

A una semana y a falta de otra cosa

Hace una semana regresé de Tijuana. Y en verdad quisiera escribir una detallada crónica de lo que sucedió, pero el inicio del semestre fue tan abrupto que aún no puedo adaptarme a mis nuevos horarios.

De mientras, comparto algo que escribí en el aeropuerto de Tijuana, antes de abordar el avión.
Ya estoy en el aeropuerto. Con esto finalizan mis vacaciones de transición de año. Mañana debo de integrarme a mis actividades cotidianas; empezaré el octavo semestre de la carrera, el penúltimo, Debo arreglar mi servicio social, precisamente este mes; agarrar mi ritmo de nuevo. Pienso que debo disciplinarme; bueno, más bien ser constante y persistente.

Este viaje a Tijuana me hizo reflexionar sobre lo que yo estoy haciendo, lo que pienso hacer y lo que debo hacer. Fue mirarme en un espejo, ver mis fallas, mis heridas y mis cicatrices; descubrir que, aunque me he despojado de algunas prendas de mi viejo yo, todavía me aferro a algunos despojos y harapos que insisto en colgarme.


El llamado, de ese no tengo duda; de mí misma, muchas veces. Incluso brota el miedo a tener miedo.

En mi contexto, se dice que Tijuana es una ciudad insegura, peligrosa; para mí fue toparme con mi propia inseguridad de joven, mujer, estudiante.


¿Por qué tendría que dudar? ¿Por qué pensar que no puedo lograr servir a mi Dios? En mi año de cristiana ha sido Él quien me ha llevado de la mano y he tenido experiencias hermosas.

Casi abordo.