martes, abril 27, 2010

Uno de Benedetti

ESPERO.
Mario Benedetti.

Te espero cuando la noche se haga día,

suspiros de esperanzas ya perdidas.

No creo que vengas, lo sé,

sé que no vendrás.

Sé que la distancia te hiere,

sé que las noches son más frías,

Sé que ya no estás.

Creo saber todo de ti.

Sé que el día de pronto se te hace noche:

sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices,

sé que soy un idiota al esperarte,

Pues sé que no vendrás.

Te espero cuando miremos al cielo de noche:

tu allá, yo aquí, añorando aquellos días

en los que un beso marcó la despedida,

Quizás por el resto de nuestras vidas.

Es triste hablar así.

Cuando el día se me hace de noche,

Y la Luna oculta ese sol tan radiante.

Me siento sólo, lo sé,

nunca supe de nada tanto en mi vida,

solo sé que me encuentro muy sólo,

y que no estoy allí.

Mis disculpas por sentir así,

nunca mi intención ha sido ofenderte.

Nunca soñé con quererte,

ni con sentirme así.

Mi aire se acaba como agua en el desierto.

Mi vida se acorta pues no te llevo dentro.

Mi esperanza de vivir eres tu,

y no estoy allí.

¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás,

¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?

Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí.

Porque todas las noches me torturo pensando en ti.

¿Por qué no solo me olvido de ti?

¿Por qué no vivo solo así?

¿Por qué no solo...


domingo, abril 25, 2010

No sé por qué

No sé por qué,
Señor, tú me tocaste,
no sé por qué
en mi tú te fijaste,
pero si sé
que es grande tu amor por mí.
Mi corazón está agradecido;
mi corazón está a ti rendido,
contigo siempre
quiero, Señor, estar.

Porque fuera de ti,
nada deseo en la tierra,
tu presencia
es más hermosa
que cualquier cosa.
Porque fuera de ti
nada deseo en la tierra,
tu presencia es más hermosa
que cualquier cosa.

Eres señor
mi gozo y mi alegría;
tú estás, Señor,
conmigo todo el día,
y en ti yo siempre
quiero, Señor, estar.

Betty Rosas.

viernes, abril 23, 2010

Dos de surtida y tres de pastor

"- Sí, tu biblioteca está bien surtida...
- Chale, Bob, ¡ni que fuera miscelánea!"

Plática entre Bob y yo, camino a los sanitarios de Políticas



miércoles, abril 21, 2010

Retiro lo dicho

Ayer por la noche, cerraba mi día pensando en el silencio, concretamente, mis silencios. Pensaba en que a veces mi forma de protestar (y de muchos otros, seguramente) es callando; otras ocasiones me quedo en silencio por egoísmo, porque me guardo lo que traigo encima, aunque no sean cosas buenas. Y en muchas otras, debo guardar silencio para escuchar y obedecer a Dios.

Pero hoy por la mañana tuve que guardar silencio para observar la viga en mi ojo. Mis silencios también pueden resultar imprudentes y negligentes, eso concluí hoy estando en Coyo. Y pueden serlo porque al callar y sólo hablar conmigo misma, me cierro a lo que hay fuera, a lo que me pueden decir y enseñar los demás. Corro el riesgo de envolverme en orgullo y soberbia, porque pienso sólo en lo que yo creo que está bien.

Señor, aún hay tantas cosas que cambiar en mí...

sábado, abril 17, 2010

México lindo y querido...


Ayer fui con una buena amiga a ver la exposición fotográfica "México en tus sentidos", que se encuentra en el Zócalo capitalino, y me hizo pensar varias cosas.

En primer lugar, me pareció evidente que el uso de estas imágenes de personas, paisajes y demás va hacia "fomentar" un supuesto nacionalismo, como parte de los festejos de los centenarios, y en un contexto de múltiples crisis (económica, social, política, ambiental, de valores, de seguridad... etc, etc) se hace necesario que la población sienta que vale la pena ser mexicano, aunque estés amolado. Sabemos que no es gratuita toda esta orquestación, que incluye los spots "tú eres México".

Y aunque hubo imágenes que me causaron ruido (como un indígena saludando a la bandera o una jarocha de piel y ojos claros), debo reconocer que sí tuve una reacción de cierto amor por mi país, porque recordé aquello que aprendí en mi época preparatoriana a través de mis clases de danza.

Mi país es bello, no tengo duda de eso. Desde su riqueza natural hasta la cultural, México tiene de todo un poco: desde un norte desértico, rudo y agreste, hasta selvas impresionantes y costas que muestran los mares profundos e inmensos. Sus danzas y sus bailes, resultado de todo un proceso sociohistórico y un mestizaje que dio como resultado una cultura muy particular.

Es bello, sí. Pero lamentablemente, tiene una profunda pobreza. No sólo es económica, pienso también en la pobreza que se relaciona con la política (en el gobierno y en la ciudadanía); la corrupción que lacera cada esfera de la vida nacional y cotidiana, y cuya práctica es común a todos (¿quién no ha ofrecido una "mordida" o ha sido cómplice de un acto corrupto?). Sufrimos de una pobreza que va más allá de las cifras macroeconómicas, y eso es más complejo.

¡Pero amo a mi país! Todo esto que es malo, más que hacerme sentir vergüenza, me duele. Observar esas fotos y no reconocer en ellas la verdadera realidad, me causó cierta indignación: ¿cómo quieren que me sienta si lo primero que veo al salir de la exposición es un indígena de Puebla pidiendo limosna? Por eso no estoy de acuerdo con el discurso dentrás de estas estrategias para fomentar un nacionalismo barato y superficial.

Este amor por mi México tiene una razón de ser. No creo en las casualidades ni en que por el sólo hecho de nacer en esta tierra me salió aprecio por ella; creo firmemente en que Dios quiso que naciera aquí y tuviera la nacionalidad mexicana por una razón. Este cariño por mi país es como un motor que me impulsa a desear compartir del Evangelio aquí, y acercar a mis conacionales al Dios Vivo.

De niña ya sentía algo así; pero ahora tiene un sentido mucho más amplio para mí estar en esta nación y, además, estudiar lo que estoy estudiando. Creo que todas estas herramientas me son proporcionadas para ponerlas al servicio del Señor, a través del servicio a otros.

Finalmente, además de todas estas ideas, me surgió la gran pregunta: ¿y qué hago con la danza? Algo responderá Dios en su momento; mientras tanto, hay mucho trabajo qué hacer.

miércoles, abril 14, 2010

Semana de la amistad

Pensé que había tenido un día de amigos y reencuentros el sábado pasado, pero pensándolo bien esta semana ha sido mi semana de la amistad. Confieso que ha sido un reto inmenso escuchar tantas charlas, oraciones, cargas, alegrías y demás; hasta hoy no logro asimilarlo todo.

Ha sido un regalote, como un gran pastel que Dios ha preparado, pero que debo de comer poco a poco, salvo que quiera empacharme. Y poco a poco voy comprendiendo algunas cosas, voy recordando otras, amarro los hilos y sigo tejiendo; me estampo contra la pared y me examino a mí misma a través de cada uno de mis amigos.

En cada plática o lectura con ellos, puedo ver la Gracia de Nuestro Señor. Y es tan hermoso. En medio de sus contextos y con sus características personales, Dios obra en sus vidas, en nuestras vidas; y nos une con un lazo eterno: Su Amor, cuya expresión máxima es la Cruz de Cristo.

Y aunque ahora esté cansada -y hasta fastidiada- de muchas cosas, puedo y doy gracias por las clases de siete dónde no llega el profe, porque el tiempo "muerto" se convierte en tiempo para compartir y orar; gracias por los momentos en los pasillos cuando ya todos se fueron; por los avances tecnológicos y la larga distancia ilimitada; gracias por aquellas oportunidades que se presentan inesperadamente, pero siempre son providenciales.

Gracias a Dios por la vida de mis amigos, porque por ellos y a través de ellos Dios sigue hablando, guiando, exhortando y deteniendo. Gracias, porque puedo conocerle a Él por medio de mis amigos.

¡Los quiero!

sábado, abril 10, 2010

Un día de reencuentros

Hoy fue un sábado de reencuentros.

En medio de una agenda post-campa, que implica retomar la vida cotidiana, las desmañanadas, las tareas escolares y las del hogar, me tomé la libertad de hacer un espacio para volver a ver a mis amigas de la regional; tenía meses que no nos veíamos y no sabíamos de nosotras.

El tema obligado fue el amor y el desamor. No dejamos de comentar nuestros sueños, nuestras descalabradas y nuestros miedos; escuchamos a cada una y fuimos descubriendo que "nos proyectamos", lo cual es sólo una muestra de que somos mujeres jóvenes que compartimos el mismo anhelo de amar y ser amadas, así como algunos sentimientos que nos duelen o nos hacen suspirar.

Reconocimos que algunas hemos cambiado; de nuevo escuché que me veo y escucho distinta. Y de nuevo reconozco que Dios sigue transformando mi vida; pero nos seguimos viendo como amigas, continúamos en el proceso de conocernos y vernos como amigas.

Para la tarde me fue lanzada una pregunta que me ha intrigado: ¿qué es lo que tú quieres ahora? Y creo que no lo he pensado con detenimiento; me he centrado en todo menos en definir eso, me preocupo por lo que hago, por lo que otros han visto o escuchado... pero yo no tengo definido lo que quiero y lo que busco. Es algo serio, que conlleva a tomar una decisión que debo mantener firme.

Y casi por la noche, el reencuentro más importante: aquel con el Dios que pide compromisos y obediencia. Si desde el nacional yo decía "tal vez", ahora debo decir "sí, iré a Costa Rica". Yo no sentía seguridad, hasta había pensado en declinar; pero leer el primer capítulo de Josué fue determinante, Dios volvió a hablar a través de ese pasaje, tal como lo hizo en diciembre.

¿Cuál debería ser mi anhelo, sino es estar en comunión con Dios? Donde quiera que yo esté, Él estará conmigo, haga lo que haga, pase lo que pase. Y eso es lo más importante, más que mis propios deseos o planes. En lo que debo de estar enfocada es en Él y sólo en Él... aunque en ocasiones pareciera que padezco déficit de atención.

Estos reencuentros han sido un bello regalo. Me han ayudado a ubicarme nuevamente en mi realidad, y a recordar a dónde debo dirigirme. He visto mis debilidades a la luz de la Gracia, ya no con culpa, sino como una forma de reconocer que Dios sigue sosteniendo mis pasos, pese a mí misma y lo que hago-digo.

Gracias a Él por este día tan refrescante.

jueves, abril 08, 2010

Locura

"Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden;
pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios"
1ª Corintios 1:28

Desde hace varias semanas el versículo arriba citado estuvo dando vueltas en mi cabeza. Y se ha convertido en uno de mis favoritos, porque me sostiene en la fe, en medio de mi contexto universitario.

¿Acaso no es absurdo que el Dios Todopoderoso termine clavado en una humillante cruz? ¡Es ilógico, sin sentido! Nuestra razón no puede comprenderlo, y menos aceptar que sigamos a un Dios que terminó así.

Pero eso es lo más grandioso de la historia: el Dios Creador y Omnipotente bajó del trono, dejó la eternidad para nacer como uno de nosotros, en forma de un bebé indefenso y desprotegido. Vivió como nosotros; tuvo hambre, sed y cansancio; sintió indignación por la injusticia y también lloró por la muerte de un amigo.

¿Por qué Dios tendría que tomar nuestra naturaleza? ¿Para qué rayos dejar el lugar celestial? Amor. No hay más. Le importamos tanto, que decidió estar entre nosotros para que estuviéramos con Él. Y murió para pagar una deuda impagable para nosotros; le importamos tanto que se entregó por nosotros, para que tengamos comunión con Él.

¡Qué locura! "¿No ha enloquecido Dios la sabiduria del mundo?" 1ª Co. 1:20.

El poder de Dios reflejado en una cruz. ¿Qué tipo de Dios es este, entonces? Un Dios cercano que ofrece hacer un pacto contigo, conmigo. Un pacto que no romperá jamás y que incluye la esperanza y la verdadera libertad.

No sólo creo en este Dios, le creo a Dios. Y me parece tremendo lo que ha hecho a lo largo de la historia y de mi vida; le creo porque desde siempre se ha mostrado Fiel.

Yo le creo a Dios y le sigo, porque la locura de la cruz es la más impresionante muestra de Amor que el mundo pueda conocer.

domingo, abril 04, 2010

Una oración...

Este mar de emociones, apacígualo Tú, porque yo me ahogo en él.
Que mis decisiones sean conforme a Tu corazón
y que yo pueda soltar aquello a lo que me aferro.
Que mis miedos sean cubiertos y resueltos bajo Tu mano,
que en medio de la niebla yo siga mirando Tu luz, y la busque con anhelo.

¡Que pueda derramar mis lágrimas a los pies de esa Cruz!
Y no busque en otro lugar mi consuelo;
que mi corazón esté guardado en el Tuyo,
aunque su rebeldía lo impulse a correr fuera,
buscando sueños sueltos y rotos.

Que yo pueda seguir confiando y mi fe esté amarrada a Tí,
aunque yo no vea y no comprenda este presente.
Que mi impaciencia ruidosa pueda ser transformada
y se quede la paz y la seguridad de Tu silencio.
Que esta oración no la olvide nunca,
para reconocer Tu Obra y Tu Nombre.