jueves, diciembre 30, 2010

Misericordia


¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados. 
Miqueas 7.18-19




No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen. Cuando está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. 
Salmo 103. 10-12



En aquellos días y en aquel tiempo , dice Jehová, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá, y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado. 
Jeremías 50.20

viernes, diciembre 17, 2010

Peregrinaje de fin de año

Comúnmente escuchamos que estas fechas decembrinas inspiran tiempos de reconciliación, reencuentros, perdón, alegría... Y no lo había vivido de forma significativa hasta este año.

Resulta que viajaré a Celaya, en busca de mi familia paterna. Y digo que será una búsqueda porque hace dos años que no les veo, no les llamo, no tengo contacto con ellos... Tendré que volver a conocerles, y tal vez ellos a mí también. 

¿Qué es lo que busco, qué es lo que quiero en este viaje? Creo que sólo escuchar y estar con ellos. Anhelo poder sentarnos a la mesa para compartir el pan, platicar sobre qué ha pasado en este tiempo. Servirles, aunque no sé cómo exactamente. 

Me alegra la idea del viaje, desde subirme al camión hasta llegar a abrazarles. ¡Inclusive hemos acordado mi tía y yo que hornearemos juntas! Sé que es el Señor de paz quien ha dispuesto todo para este momento.

¡Que en esto sea Jesús el protagonista! Explícita o implícitamente, jeje.

lunes, diciembre 06, 2010

Reconciliación

Y todo esto proviene de Dios, quien nos
reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio
el ministerio de la reconciliación;
que Dios estaba en Cristo reconciliando
consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a
los hombres sus pecados, y nos encargó a
nosotros la palabra de la reconciliación.

 2a. Corintios 5:18-19

domingo, diciembre 05, 2010

Siento que te pierdo

Siento que te pierdo...pero no es que te alejes; 
es algo que me hunde, es algo que me pierde. 

Tu voz ya no es susurro, ni nublado silencio. 
Tu amor ya no es perfume, ni sueño, ni misterio. 

Tus manos no me empujan, ni tu voz me detiene. 
Ni tus ojos me apagán, ni tus labios me encienden. 

Siento que no siento lo que yo sentía antes. 
No hay odio que me aplaste, ni amor que me levante, 
(un algo se enroscaba de sueños en tu lengua 
y un algo se pringaba de nubes en mi senda.) 

Tus manos ya no cantan la música de cera, 
ni duermen los temblores que en mi carne se pegan. 

Tu carne ya no tiembla en la danza del beso, 
ni mi carne se enrosca al dormir en tu seno.

(Me hundía yo en tu vientre, y la luna lloraba; 

partíame en tu lengua, y la noche gritaba). 

El crepúsculo muere en tu pelo sin gritos 
y mis ojos se cierran en los sueños dormidos.

Una noche. Un ciprés. Una tumba sin cruz. 
Unos hombres que tiemblan 
(humedad que resbala angustiosa de azúl). 

¿Se apagaron las flores? ¿Se escondieron las luces?... 
¿Se quebraron las hojas de las tardes azules?... 
¿Solo tienes vestidos para días de fiesta? ... 
yo prosigo lo mismo, con la ropa ya vieja.

Una nube de polvo se paró en el camino.

Un silencio se estanca; y yo sigo dormido. 
 
¿No te llama la noche a seguir caminando? 
Yo me alejo...me alejo...¡pero no vas conmigo!... 

Jaime Sabines.

jueves, diciembre 02, 2010

Sueños e incertidumbres

Me encuentro sentada enfrente de la computadora, intentando preparar la introducción de la presentación de resultados de la práctica. Me toca hablar del balance social cooperativo: para qué sirve, cuál fue nuestra metodología, cómo sacamos las dimensiones y los indicadores... Siento una gran responsabilidad, pues debo explicarlo de tal forma que el trabajo se tome como profesional y serio. No hicimos nada por casualidad, se supone que tuvo un orden y un sentido.

Y sí, estoy escribiendo en el blog sobre lo que debo de hacer ahora, pero tengo la mente de todos lados menos en eso. 

Desde hace algunas semanas mi mente divaga en muchas cosas. Muchas. Aunque varios factores los he experimentado antes, no recuerdo haber pasado por algo similar. Justo ahora se juntan, se mezclan y se me presentan enfrente, y yo me quedo sin saber qué hacer o qué responder.

La incertidumbre. Esa extraña sensación de no saber lo que sucederá en el futuro. ¿La había tenido antes? Sí, estoy segura que sí, pero no como ahora. 

En mi adolescencia la incertidumbre tenía que ver con los chicos... y qué sorpresa descubrir que sigue existiendo, aunque con otra perspectiva, por supuesto. Hace cinco años no sabía qué haría al terminar la licenciatura... otra sorpresa: aunque he definido varios aspectos, sigo sin saber. Hace mucho tuve ilusiones y sueños, pero no siempre pude dar el primer paso... bueno, creo que se entiende que no ha cambiado mucho la cosa.

Y por momentos me da risa todo esto. Me divierte descubrirme igual que aquella pequeñita que se acercó a la Cruz, al Jesús de las Escrituras con curiosidad y emoción. Con los mismos miedos e incertidumbres... Pero con Fe y Esperanza.

Pienso en el montón de metas, de anhelos, de sueños, de proyectos... cantidad inmensa! Con todo eso podría hacer una montaña que me aplastara en un instante. Desde siempre, desde niña, soñando con ayudar a otros, con entregarse totalmente a las causas justas, con salvar a los animalitos de la calle, con dar asilo a los abandonados, con denunciar lo que está mal... con huir y correr tras el viento, siguiendo mis impulsos...

Pero no. Al final, la duda, el temor... ¿cómo podré hacer eso? ¿cómo lo diré? Tal vez no tengo la capacidad, tal vez me falta algo, tal vez... tal vez... Y ahí quedó todo, en un sueño, una idea que nunca vio la luz. Y me desespero. Me enojo conmigo misma, me molesto. ¿Cómo puede ser posible que sigas igual? Ya deja de soñar -a veces me digo- tal vez nunca lo hagas. ¡Qué dura llego a ser!

¡Pero no me quiero quedar quieta! ¡Y no quiero seguir sólo mis impulsos! Un par de veces lo he hecho y todo salió para llorar... Por eso es que me he mantenido aquí, frente a la Cruz, observando absorta a un Dios que lo dio todo, que tomó la iniciativa y me amó primero. Me he mantenido aquí dado que quiero entender porque soy como soy, para qué quiere que yo siga soñando... Quiero entender cómo puedo servirle con lo poco que tengo.

¿De qué le puede servir al Dios Creador todos mis sueños? O tal vez la pregunta deba ser: ¿de qué me sirven a mí los sueños de un Dios Creador?

Y esto no es fácil. Pero tampoco quiero que me sermoneen, ni que broten clichés huecos, vacíos. He dicho que me he mantenido, y ha sido porque Dios me ha permitido conocerle, y sé que Él está junto a mí en este proceso, en esta crisis, en esta oscuridad... en este invierno. Pero no deja de ser difícil.

Y mi oración no es que me saque del hoyo. No. Mi oración es que me enseñe cómo seguir creyendo en medio de la prueba, cómo seguir anhelando la luz en medio de la oscuridad; cómo continuar buscándole a pesar de que mi voluntad me diga lo contrario. Qué curioso que mi terquedad salga a relucir justo ahora, porque no quiero quitarme de aquí: quiero aprender lo que quiere enseñarme, no huir de esto que no me gusta.

En fin... seguiré con la presentación de la práctica.